viernes, 27 de diciembre de 2013

Entrevista con Rafael Corkidi

A Rafael Corkidi tuve la fortuna de entrevistarlo en septiembre de 1999, para el diario unomásuno, como parte de un evento que se realizaría en el Centro Nacional de las Artes. Tenía mucha inquietud por preguntarle de su trabajo con Jodorowsky y de sus propias películas, pero simplemente me dijo que de eso no quería hablar, que quería dejarlo en el pasado. Entre Jodorowsky y Corkidi existió una fuerte pugna sobre la autoría de muchas secuencias de los filmes del cineasta chileno; sin duda, filmes como Fando y Lis, El Topo y Holy Mountain no habrían sido tan impactantes sin el trabajo de Corkidi en la fotografía.

Así, esta entrevista no aborda dichos temas, se centra en el trabajo de Corkidi con el video, como una alternativa a la excluyente industria fílmica. Queda ahí, como un documento que presenta ciertas opiniones de un artista de reales ideas independientes, y sirva hoy como un recuerdo ante el pequeño homenaje que se le brindará en Masacre en Xoco 2013. Mantuve el tiempo presente de la entrevista sólo por cuestión histórica pero, obviamente, esto pertenece a un pasado en el que aún vivía este gran cineasta, muerto apenas hace unos meses.

Han pasado ya más de 30 años de la explosión Pánica en el cine, de aquellas obras vanguardistas y de ruptura que Alexandro Jodorowsky orquestó al lado de varios compañeros afines y destacables. Un gran sello de aquellos filmes fue la fotografía que los acompañó. Obra de Rafael Corkidi, las imágenes de Fando y Lis, El Topo y La Montaña Sagrada trascendieron los parámetros establecidos por la industria nacional y formaron una nueva corriente que comenzó a establecerse en la subsecuente obra fílmica de Corkidi.

Sin embargo, con la realización de Deseos, último largometraje de Corkidi, las dificultades que salían al paso de cada producción y exhibición de las obras mencionadas se recrudecieron en varias experiencias que incluso llevaron al realizador a la cárcel, dejándolo con la idea de buscar libertad en otros medios.

“Mi encuentro con el video fue la solución que buscaba ante todas las limitaciones que tuve en el cine. Definitivamente, mi paso por el cine fue uno de los momentos más importantes de mi vida, pero este se vio truncado porque era difícil hacer las películas y, más aún, era exhibirlas”, Rafael Corkidi comenta con la experiencia como videoasta, alejado totalmente de las posibilidades del celuloide.

“Creo que el paso de cineasta a videasta fue lógico, un paso matemático en un país donde no hay cine. De nada sirve hacer cine si no hay dónde exhibirlo. El cine en Latinoamérica se ha vuelto como un proyecto utópico. El video, por otra parte, es un arte posible, un arte de verdad, factible. Además, creo que ambos son muy parecidos, pues tanto video como en cine lo que un director busca es contar una historia”.

“El cine en México no tiene un verdadero apoyo, aunque no creo que sea sólo en México donde suceda esto, pues en todo el mundo el 90 por ciento de la programación la conforman producciones hollywoodenses, siendo el 10 por ciento la reunión del resto de países. En el cine tuve muchos enemigos y carencias, y ahora en el video todo depende de lo que yo decida, estando en igualdad de circunstancias que en otras partes del mundo”.

Trabajando intensamente con el video desde inicios de la década antepasada, Rafael Corkidi ha sido uno de sus más importantes impulsores en el país. En 1986 convocó a la Primera Muestra de Videofilme; en 1990 fue organizador de la Primera Bienal de Video, y hoy preside (en septiembre de 1999) el jurado de los trabajos que participan en el Festival de Video y Artes Electrónicos Vide@rte, en la Sala Luis Buñuel del Centro de Capacitación Cinematográfica.

Para Corkidi, quien ha formado varias generaciones de videoastas y ha estudiado este medio a través de su trabajo magisterial en la Universidad de Guadalajara y ahora en la Universidad de las Américas en Puebla, la única diferencia entre el cine y video es el proceso de este último para la convocatoria y notoriedad entre las instancias culturales, pues aunque hay poco apoyo cuenta con mayores posibilidades.

“El video es posible sin apoyo; el cine, en cambio, no existe sin él. Además, existe el problema de los muy mal formados sindicatos; la televisión ha matado al cine y al teatro porque se ha llevado a los actores y los ha convertido en malos actores, entre otras cosas que en algún momento tuvimos y que ahora se han perdido”.

“Si en este momento decidiera hacer una película tardaría, más o menos, dos años en comenzar; y en cambio, si decido hacer un video, mañana mismo inicio. No es tanto la prisa, sino la posibilidad”. El video, asegura Corkidi, ha mejorado la técnica y la práctica del cine, al grado de que hoy día muchos realizadores se apoyan mucho en el video.

“Los grandes cineastas del momento utilizan constantemente el video; no sólo la parte virtual de éste, sino también la parte práctica, en la edición y el sonido. El video ha posibilitado a todos, en este momento (Francis Ford) Coppola, yo o tú podemos estar haciendo un video con las mismas herramientas, aquí o en Nueva York”.

“La tecnología del video está mucho más avanzada que la del cine. Primero, el cine es un proceso mecánico, y el video es un sistema electrónico que le da unos 50 años de ventaja. Mucha gente dice que el video no tiene la calidad del cine, y ahí entra una gran discusión y difusión, porque en ese aspecto cada una tiene su característica. Si se discutiera cuál tiene más calidad, entonces podemos pensar y discutir, pues la definición del video está definida por un señor que se llama Sony, y que cuando decida mejorarla lo hará. Pero esto no es algo que nos deba preocupar, porque no está en nuestras manos”.

El realizador ha encontrado en el video que la oposición que encontró en el cine se revierte, pues ofrece ventajas en mayor medida: es económico, inmediato, con libertad y democracia.

“Es difícil saber el camino que seguirá el video, porque es el arte más joven del mundo. De tal forma, creo que el trabajo que estamos realizando es para contestarnos esa pregunta. Por mi parte he encontrado que lo que podemos hacer en el video, y que no puede hacerse en el cine –no porque no se pueda, si no porque nadie lo ha hecho- son el video político-social y el erótico. Yo hago lo que quiero y puedo dentro del video; de tal forma que se lo que haré mañana”.

Con cerca de 30 videos de larga duración, que componen una obra llena de símbolos religiosos en busca de libertad y de trabajo social en forma de docudrama -con personajes como Rosario Ibarra, Heberto Castillo, Federico Silva y Benita Galeana, entre otros-, Rafael Corkidi parece que encontró su voz, asegurando que ya no piensa abandonar el video o cambiar por el cine.